Los últimos cuatro miércoles participamos en el programa de esquí para escolares patrocinado por la Diputación. Aquel alumnado desde 3 a 6º de Primaria que quiso, ha participado en esta actividad. Agradecemos la tarea de los monitores, maestros/as que con su asistencia han hecho posible esta actividad, y la AMPA y Ayuntamiento de Boñar, por solicitar y conceder una ayuda para las familias.
Os adjuntamos algunas fotos.
Tipos de extintores: guía completa para la protección contra incendios
Los extintores son herramientas esenciales para combatir incendios en viviendas, oficinas, comercios e industrias. Constituyen la primera línea de defensa antes de que las llamas puedan propagarse y ocasionar daños irreparables. Su eficacia depende de que se utilicen correctamente y, sobre todo, de seleccionar el dispositivo adecuado para cada situación. Existen diferentes modelos, cada uno diseñado para actuar frente a un tipo concreto de fuego.
En esta guía analizamos en profundidad los distintos tipos de extintores, explicando sus características, ventajas, limitaciones y el marco legal que regula su instalación y mantenimiento en España.
Para entender cuál es el extintor idóneo, es necesario identificar la clase de fuego:
Clase A: Combustión de sólidos como madera, cartón, tejidos o plásticos.
Clase B: Incendios causados por líquidos inflamables: gasolina, gasoil, disolventes, pinturas o aceites.
Clase C: Fuegos originados por gases inflamables (butano, propano, gas natural).
Clase D: Incendios de metales combustibles (magnesio, titanio, sodio, aluminio en polvo).
Clase F: Fuegos provocados por aceites y grasas en cocinas industriales y restaurantes.
Cada categoría exige una respuesta específica. El uso de un extintor inadecuado puede incrementar el riesgo y dificultar el control de la emergencia.
El mercado ofrece una amplia gama de tipos de extintores, adaptados a diferentes entornos. A continuación, detallamos sus principales características:
Funcionan liberando agua a presión sobre el material en llamas, enfriándolo y reduciendo la combustión.
Ventajas: Son económicos, sostenibles y de fácil manejo.
Usos recomendados: Oficinas, viviendas, colegios, almacenes con papel, madera o cartón.
Precauciones: No deben usarse sobre instalaciones eléctricas ni líquidos inflamables, ya que pueden provocar electrocución o expansión del fuego.
Contienen fosfato monoamónico, un polvo capaz de sofocar fuegos sólidos, líquidos y gaseosos. Son los más versátiles y habituales.
Ventajas: Actúan con rapidez, ofrecen amplio rango de aplicación y poseen gran eficacia.
Usos recomendados: Hogares, garajes, talleres, comunidades de vecinos, vehículos, fábricas.
Inconvenientes: Dejan residuos que pueden dañar equipos electrónicos, requiriendo limpieza posterior.
Liberan dióxido de carbono a presión, que desplaza el oxígeno y enfría el foco del incendio.
Ventajas: No dejan residuos, ideales para áreas con tecnología sensible.
Usos recomendados: Servidores, laboratorios, cocinas industriales, cuadros eléctricos.
Precauciones: En espacios cerrados pueden producir asfixia; se recomienda evacuar tras su uso.
Diseñados para metales combustibles, utilizan polvos especiales que aíslan el fuego del oxígeno y absorben calor.
Ventajas: Altamente efectivos frente a incendios industriales específicos.
Usos recomendados: Industrias químicas, laboratorios y entornos metalúrgicos.
Precauciones: Nunca emplear agua o CO₂, ya que pueden generar reacciones violentas.
Empleados en cocinas industriales, contienen un agente que genera una espuma saponificadora para sofocar aceites y grasas calientes.
Ventajas: Altamente eficaces y seguros en entornos gastronómicos.
Usos recomendados: Restaurantes, bares, hoteles, food trucks y cocinas profesionales.
Precauciones: No reemplazan a otros tipos de extintores; son de uso exclusivo en fuegos de aceites y grasas.
La normativa española establece que disponer de un extintor no es suficiente: debe encontrarse en óptimas condiciones de uso. El mantenimiento periódico garantiza que funcione en caso de emergencia.
Revisión mensual: Comprobar presión, precintos y accesibilidad.
Inspección anual: Un técnico autorizado revisa válvula, manguera y peso del agente extintor.
Retimbrado cada 5 años: Ensayo hidráulico y revisión integral.
Caducidad: La vida útil ronda los 20 años si se cumple con los mantenimientos reglamentarios.
El Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI), aprobado por el Real Decreto 513/2017, regula la instalación y conservación de extintores en edificios y espacios públicos.
Entre sus principales exigencias destacan:
Instalación obligatoria en locales de pública concurrencia.
Ubicación estratégica con una distancia máxima de 15 metros entre extintores.
Señalización clara y accesible.
Mantenimiento realizado únicamente por empresas autorizadas.
Cumplir con esta normativa no solo es un requisito legal, sino una garantía de protección real frente a emergencias.
La elección del extintor depende de los materiales presentes y del riesgo asociado a la actividad:
Oficinas: Polvo químico seco ABC y CO₂.
Naves industriales: Polvo ABC y, si se manipulan metales, extintores clase D.
Restaurantes y cocinas profesionales: CO₂ en zonas eléctricas y clase F en freidoras o fogones.
Centros de datos y laboratorios tecnológicos: Extintores de CO₂ para evitar residuos dañinos.
Viviendas: Extintores de polvo ABC, prácticos y polivalentes.
Tener el extintor adecuado no basta si no se conoce su manejo. El método PAS (Pase, Apunte, Sostenga) es el más utilizado:
Pase: Retirar el pasador de seguridad.
Apunte: Dirigir la boquilla a la base del fuego.
Sostenga: Presionar la maneta y realizar movimientos de barrido hasta apagar las llamas.
Una utilización incorrecta puede poner en riesgo a las personas y reducir la eficacia de la intervención.
Los extintores representan un recurso vital en la lucha contra incendios. Conocer los distintos tipos de extintores, respetar la normativa vigente y realizar el mantenimiento adecuado asegura la máxima protección en hogares, empresas e instalaciones industriales.